martes, 3 de enero de 2012


















Hola a todos:

         Ya después de un mes y algo más de vacaciones en España, ya pronto me vuelvo a Perú, concretamente a la misión de Moyobamba, y cómo todos los meses os he escrito desde la selva peruana, ahora os escribo desde la selva urbana, para un poco también querer contar mis impresiones en mis vacaciones.

         He estado visitando colegios, institutos, parroquias, grupos de hermandades…, especialmente significativo ha sido el ir al Colegio Marín de Vargas y al Instituto de Secundaria Delgado de Blakembury, pues fueron dónde yo estudié de niño y de joven en mi pueblo de Las Cabezas de San Juan. También muy emocionante fue la visita a las parroquias en las que estuve de párroco y de diácono. He podido apreciar la sensibilidad de mucha gente de todas las edades hacía las misiones, incluso algunos creo que me visitaran en el verano. Pero tengo que decir que he visto a mis niños pobres, como dice uno de mis sobrinos más felices que ellos, como yo les decía que no tenían, ni luz, ni agua, que tenían que caminar incluso algunos dos horas para llegar al colegio, y los he echado de menos esa sonrisa, ese cariño y esa felicidad que te transmiten, que los de acá no saben transmitirla o no caen en esas cosas que son fundamentales, aunque tengan muchas cosas materiales nunca tienen que perder valores tan auténticos, como el amor, la amistad, la generosidad….

         He colaborado con la Delegación de Misiones, en el encuentro de la Infancia Misionera, celebrado el pasado mes de Enero en el Colegio Claret, y como se dedicaba a América latina, la verdad es que disfruté bastante, como yo digo en todas las charlas todos tenemos que ser misioneros, porque la iglesia es misionera, y como diría San Pablo, anunciar el evangelio de Cristo a tiempo y a destiempo.

         Ya dentro de unos días volveré otra vez a la misión en primera línea, allá en la selva peruana, que me están esperando como agua de mayo, por los correos que recibo casi diarios de los contactos de la ciudad de Moyobamba, y yo también deseoso de encontrarme de nuevo para trabajar durante este año con ellos.

         Muchas gracias a todos los que me habéis ayudado y que me seguís ayudando, tanto económicamente como espiritualmente, pedir disculpas a aquellos que por circunstancias ajenas a mi voluntad no nos pudimos ver, espero que el año que viene cuando vuelva otra vez nos podamos ver.

         Unidos en la oración a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

José Diego Román Fernández, sacerdote diocesano de Sevilla, en la misión de Moyobamba en Perú, pero este mes de vacaciones en España. Aquí os dejo algunas fotos de mi paso por España, para que sirva de homenaje a tantas personas que me ayudan durante todo el año cuando estoy en la selva peruana. En algunos colegios e institutos han quedado y me llevo para allá varias cartas de clases enterar para llevárselas a niños como ellos que están en sus clases, con su misma edad, para que conozcan otra realidad. Infinitas gracias a cada uno de ustedes.

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